Corría el año, no sabría especificar cuál, cuando en el pueblo donde veraneaba, me dediqué a rebuscar en una cajonera. Mi abuelo fue lector pero sobre todo, fan de Sherlock Holmes y ferviente admirador de Agatha Christie para sus tiempos más ociosos… si tal cosa existía.
En dichas temporadas, estaban bien alineados las colecciones de estos libros y poco más en cuánto a literatura se refiere, ya que durante el invierno el vacío era lo que inundaba aquella casa solariega. De ahí mi sorpresa, cuando de la mencionada cajonera extraje un ejemplar de Jane Eyre. No pregunté a quién pertenecía, ni que hacía en semejante escondite.

Esta novela fechada en 1847 ha sido tildada de romántica aunque tiene peculiaridades que la diferencian en el estilo y el tema de las propiamente románticas del momento en que fue escrita.
Con ánimo de aportar información os cuento que el principal motivo que llevó a Charlotte Brontë a escribir Jane Eyre fue la creación de un personaje femenino cuyo conflicto se situara entre sus deseos naturales y su condición social. Fue un éxito pero también una polémica, la moral victoriana imperaba y «el ángel del hogar» era el modelo a seguir. Un tiempo en el que, sin ir más lejos, el lenguaje utilizado por la protagonista (Mofada, desagradable, fea, etc.) no se concebían en una dama como la representada. Además Jane Eyre estaba más preocupada por asuntos como la autoestima, el orgullo o la independencia, cuestiones muy poco oportunas. Otro hecho es que fue publicada bajo seudónimo masculino, como ocurrió con tantas otras autoras y escrita tras la presunta lectura de Cumbres borrascosas de su hermana Emily.
Charlotte decidió inspirarse en su propia vida, pobre, poco instruida y con un futuro como institutriz en una casa acomodada. El éxito radicó precisamente en hacer de sus circunstancia personal el testimonio de la situación de la mujer de su tiempo.
Sin querer eternizarme, este año, con motivo del reto y como excusa idónea he releído Jane Eyre. Dudé sobre si asomarme a Vilette, novela menos sonada de la que Virginia Woolf declaró es la obra más perfecta de Charlotte Brontë (la leeré ¿quién soy yo para ponerlo en duda?)
Muchas cosas han cambiado, empezando por el ejemplar, estoy indignadísma porque Alba ha sacado una edición minus preciosa para Cumbres borrascosas y de Jane Eyre no :/ (tenía que decirlo)
De este reencuentro solo puedo decir que Jane Eyre me encanta ¿lo he dicho ya? perdón, no soy objetiva. Cierto es, he cambiado pero Jane no. Un clásico atemporal como todos ellos, que se disfruta pensando en las circunstancias que lo rodearon. Advierto que con tramos enlentecidos (apunte por ser franca) pero destacan sus diálogos (entre Jane y el señor Rochester) la ambientación y por supuesto, por encima de todas las cosas, el carácter de la protagonista.
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