El otro día mientras limpiaba (los lectores quitan el polvo a los libros de vez en cuando) recordé el libro de No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas. Supongo que en mi subconsciente rondaba algo relacionado con la película y como la mente es así de saltimbanqui, recordé otro libro de la misma “autora” (entrecomillo porque es un seudónimo, Laura Norton, a saber) pues eso, caí en la lectura de Gente que viene y bah, de ahí mi cabeza se precipitó sobre manos. No, no es que me echara las manos a la cabeza sino que recordé la de manos, conocidas, muchas, por las que había pasado mi ejemplar y es que, veréis, sucede una cosa. En casa -y cuando digo casa, me refiero a la originaria, la de Ohana, parientes de sangre, adoptados o intencionales, los de Lilo, de Lilo y Stich, , Ohana, Ohana que significa familia ¡esa!- a lo que iba, que en casa como lea un libro, lo pase y guste, en este orden, la lectura ronda hasta completar el séquito, estamos rozando el casi pleno, señores, porque en casa son muy lectores, en cursiva, porque un día, iba yo trasteando por una librería del centro de mi ciudad (la de acogida, no la que me vio nacer) cuando me paró un cámara. Os podéis imaginar con que perversas intenciones ¡bingo! ¡preguntar!. Se lanzó a plantear cuestiones y me aturullé. Normal, diréis ¡pero cómo va a ser normal! ¡si me preguntó sobre libros! ¡si lo que quería saber eran mis gustos! ¿mis gustos? qué disgusto ¿y ahora qué? La épica del momento fue responder en un alarde gramatical con: Yo soy muy lectora. Hemos pensado en tatuajes pero no, esta leyenda viva de construcción oracional se merece la serigrafía en camiseta. En fin, los escarnios de lectoras cercanas no fulminaron la desazón, nonono. Acto seguido (es decir, cuando llegué a casa y recoloqué mi cerebro) me dije ¿y qué me gusta a mi? ¿qué nombre le ponemos a la criatura? Goodreads a la vista y lomos de estante respondían: Drama, drama, drama, drama. Alto impacto. Drama, drama, drama. Humor ¿humor? ¡sorpresa!
A la hora de leer hay historias en las que me cuesta entrar,
cuando me suenan a lo mismo,
cuando chico conoce chica y tal y tal,
cuando vivieron felices, comieron perdices y ni se molestaron en invitar (serán mamones).
En fin que Norton y su Gente fue una agradable sorpresa y esta lectora no pretende ganar el nobel leyendo. Puede que sea un poco triturada, superficial, pero como decía hace poco Lesincele a colación de otro tema, los lectores también se visten y he aquí, que los lectores triturados también se ríen y he aquí, que de igual manera, hacen el completo gilipollas. En resumen, señores, que seguí limpiando. Porque los lectores limpian, los lectores se asean, los lectores van al super, probablemente con más peso de la habitual pero eso es otra historia….
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