Escrita en 1934:
«Creíamos también que nuestra única misión en la vida era la caza del marido, y desde chicas no se nos preparaba para otra cosa; aunque no supiéramos leer, no importaba: con que supiéramos acicalarnos era bastante. Hoy sabemos que las mujeres valen más que para remendar ropa vieja, para la cama y para los golpes de pecho; la mujer vale tanto como el hombre para la vida político y social.»

Tres coincidencias me llevaron a esta novela. El comentario en un programa de televisión sobre la invisibilización de las escritoras del 27, una foto del libro y entrar a la librería después de terminar algo que parecía interminable. Tea rooms se perfilaba como la opción perfecta.
La historia se ubica en Madrid, en los años previos a la guerra civil. Matilde recorre la ciudad buscando empleo. A pasos cortos, pero de forma directa se boceta el ambiente imperante. Matilde termina colocándose en un salón de té. Nos sirve de excusa para observar a otras mujeres que a tres pesetas de jornal allí se emplean.
Un salón de té donde las luces reflejan sofisticación: de cine, de estudiantes, de señoras a las que molesta la huelga. Sin embargo, en el iluminado escaparate también habita miseria.
Si entras descubres quienes son la encargada o «el ogro», la desventura de algún camarero, el percal de cocinas y a sus protagonistas: ellas, Antonia, Paca, la pequeña Marta y la dicharachera Laurita. Mujeres que trabajan y mujeres que ocupan su espacio y tiempo de la manera que consideran peor también en el que se les permite.
Carnés es sintética y radiográfica. En pocas frases describe la colocación de los dulces, el cuchitril donde el personal se cambia y el olor, a sucio, a bajo, a mundo perdido. Más que una historia en sí, la autora refleja una experiencia y promulga unos ideales.
Entiendo que para Carnés es desde la acción social y el movimiento solidario como se pueden plantear realidades diferentes. Aunque, por encima de estas intenciones, el regusto es amargo. Hay un halo de inevitabilidad, de amoldarse a lo que toca que produce congoja y pérdida.
Culmina este libro un epílogo detallado sobre Luisa Carnés, una escritora que cayó en el olvido pese a su relevancia y capacidad como escritora. Detalles de su vida se relacionan con la novela. Después, buscando más información, encontré esta frase de una de sus editoras “Es de esos libros necesarios, sugerentes, sorprendentes, de los que uno se siente orgulloso de poder publicar”
Impresiona lo rápido que pasa y la perspectiva que aporta. El subtítulo de Mujeres obreras no podría ser más acorde. Es una de esas muchas realidades que se han pasado tan de puntillas que ahora, cuando parece todo dicho, irrumpe como actualidad.
Emoción predominante: Compasión. Lejos de la pena, la compasión entendida como la preocupación respecto a alguien y el sentir solidario, algunos lo llaman empatía en acción. Cuando ves la situación de alguien e irremediablemente te gustaría arreglarlo. Te gustaría que a Carnés y a tantas otras se las reconociera.
Para cuando creas que no tienes opciones.
Títulos relacionados:
- Nada (Carmen Laforet). Un libro donde también se aborda la situación de una joven pero en tiempos de posguerra. El manto de sueños truncados que sigue inspirando a otros y sí, porque es una de las escritoras española de las que tenemos huella.
«La lluvia ha cesado, y las plantas han comenzado a florecer. Flores en los árboles, en las trepadoras madreselvas y en los vestidos de las mujeres. De las mujeres ricas, para las que la primavera es una ilusión más. Para la muchacha pobre el cambio de estación es supone la adición de un problema a la suma de los dramáticos problemas que integran su vida […] En el invierno, la gente camina deprisa –cada uno a lo suyo-. Hace demasiado frío para fijarse en los demás.»
16 Comments
¿Y en esa tea room sirven coca cola? Entonces voy. No estaba muy convencida por la época pero anda que no me gusta a mí sentarme a cotillear en un bar.
Y encima la recomendación final, es una señal.
También me gusta el sentimiento, la compasión desde la pena luego te desanima pero desde la comprensión, enriquece.
Besos de nieta que se inventa señales 😉
Coca Cola llegó a España en el 53 así que lamento comunicarte que no, no sirven, hay otras cosas, nieta, no me seas caprichosa.
Desde luego, si es por husmear en un bar seguro que te parece real como la vida misma. A ver, las señales no sé que te indican, con esta novela verás una radiografía del momento, si te vale, avanti.
Besos de abu aclarando xD
Pues me lo llevo. Me suena haberlo visto pero como intento huir de las tentaciones, seguramente me habré alejado de él. Pero me parece que la próxima vez no voy a ser capaz.
Besotes!!!
Lleva un tiempo en librerías, es muy posible que os hayáis cruzado. Además se han publicado algún título más, en concreto uno de trece relatos también. Si terminas por leerlo nos cuentas 😉
Besos
Me has picado la curiosidad y me apetece conocer a esas mujeres, yo creo que nos llevaremos bien y si lo relacionas con Nada.. No hay más que decir
Besos
«Nada» fue posterior, este como que prepara «la historia». La situación de la mujer trabajadora en España en los treinta, eso es lo que viene a reflejar, cada una con sus quebraderos. Me parece una buena aportación para conocer como era y como estamos hoy.
Besitos
Parto de la base de que AÚN no he leído NADA, y digo AÚN porque lo compré en Re Read hace tan solo un mes aprox, y lo dejo claro porque la referencia a la que haces no puedo comprenderla hasta que lo lea.
Pero sí entiendo el libro que traes hoy, creo que solo con la cita con la que arrancas la entrada ya me ha enganchado. Esa mujer luchadora, esa mujer fuerte y ese momento sociocultural en el que estábamos rodeadas hace tan solo unos años, presas y ahogadas. Y qué voy a decirte… me lo llevo, por supuesto.
Esta semana tb yo traeré un libro en el que la mujer fuerte tiene un papel muy importante.
Besos.
«Nada» lo leí en el instituto, fue un libro que me encantó. Por el ambiente , por esa chica (Andrea) en Barcelona, en la universidad… me parecía muy top, jaja. Lo releí siendo mayor y tampoco me decepcionó, es un reflejo del momento social que se vivía después de la guerra civil.
Este libro del salón del té es de varias mujeres (antes de la guerra) humildes y trabajadoras, bregando con el día a día. Un panorama lo que le pasa a cada cual. Es interesante también el epilogo porque te da muchas claves. Ya me dirás si os encontráis. Voy a ver a todo los que ha asomado a tu blog esta semana 🙂 🙂
¡Besos!
Ojú chiquilla… ¡qué has hecho! Había visto el libro en tu FB. Ahora se me apetece mucho entrar en ese local a tomarme un té que no gusta pero me aguanto. Tiene una pinta deliciosa. Besos
Jajajaja, bueno, pues lo mismo te sirven café. Creo que podrías sacarle mucho a este libro, sobre todo por tu interés por el trasfondo histórico de las novelas en general 😉
¡Besos!
Chica, cualquiera te dice que no. Me has convencido ;D
Pues ea, si quieres te lo pongo para llevar 🙂
Besos
Me pareció un excelente retrato social de la época desde la perspectiva del proletariado femenino. Y Luisa Carnés tiene cosas muy bonitas escribiendo.
Besos
Mi idea es seguir indagando en esta generación de escritoras silenciadas. Seguiré la pista a Carnés, si me dices que hay más bonito por ahí, con más motivo.
Besos
Lo he visto , lo he visto, pero no me había llamado tanto la atención, aunque creo que es momento de rectificar, jeje. Besotes.
Pues yo sucumbí al poco, supongo que es de eso libros que te dan el palpito. Me parece interesante descubrir autoras del 27 😉
Besotes