
Pietro recuerda con nitidez el caminar de su padre, el verano en Los Alpes y cuando conoció a Bruno. El joven regresa para organizar una explicación de su ecosistema familiar, para destilar el significado a la vida y dar protagonismo a las montañas. El lector se sienta, asiste y se despide rompiendo su coraza urbanita.
─¿Crees que el pasado puede repetirse?
─Es difícil ─dije para no comprometerme.
Siempre me planteaba adivinanzas así. Veía en mí una inteligencia semejante a la suya, capacitada para la lógica y a las matemáticas, y creía que su deber era ponerla a prueba.
─Mira ese torrente, ¿lo ves? ─dijo─. Hagamos como si el agua fuese el tiempo que corre. Si aquí donde estamos es el presente, ¿en qué lado crees que está el futuro?.
Cognetti nos ofrece una historia de recuerdos disfrazados de anécdotas. Charlas que parecen intrascendentes pero que van horadando el cauce hacia la madurez. Para este recorrido se vale de una prosa sencilla, de un narrador en primera persona y de la capacidad empática del lector.
La novela se divide en tres partes y cada una enfoca un aspecto de la vida de Pietro que ya adulto hace una semblanza de algunos momentos. Al inicio de su relación padre-hijo, donde la comunicación no fluye pero se conectan en la ascensión a las montañas.
En la segunda parte Pietro reflexiona sobre sus decisiones pasadas e intenta retomar el rumbo de la vida presente. Para atravesar ese tránsito vuelve las montañas y es ese tipo de existencia la que aporta al joven una visión más completa quién es. El último tercio de la novela se centra en el papel de los amigos para seguir ascendiendo y hasta aquí pienso leer.
Si la lectura que permanece es aquella que toca, con esta hablamos de sintonía.
De la vida en las montañas se percibe un profundo amor y respeto a la naturaleza, una llamada al sosiego, a un tipo de vida alejado de convenciones donde la frugalidad gana. Pero, pese al bucolismo, también incide en los rigores del trabajo físico frente a la voluntad de algunas personas para no “necesitar” mucho más allá.
Las ocho montañas referencia una leyenda que adquiere todo el sentido en sus últimas palabras, un detalle que da más brillo y sentido a quienes se extravían buscándolo. En definitiva, una novela cargada de emoción que gana conforme avanza, con unos personajes inolvidables y a la que recurrir. El tipo de historia que reconforta y recomiendas.
Mi padre tenía una manera propia de ir a la montaña. Poco proclive a la meditación, pura testarudez y arrogancia. Subía sin dosificar las fuerzas, compitiendo siempre con alguien o con algo y, allí donde el sendero le parecía largo, cortaba camino por la línea de más pendiente. Con él estaba prohibido parar, quejarse por el hambre, por el cansancio o por el frío, pero se podía cantar una bonita canción, sobre todo bajo un temporal o en la nieve espesa. Y lanzar alaridos dejándose caer por la nieve.
Emoción predominante: Serenidad, la de aquellos que encuentran sentido a sus vidas y viven para compartirlo.
Para cuando la vorágine urbanita te agote
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- Toda una vida (Robert Seethaler) Otra novela con fondo en los Alpes donde el sentido y sinsentido atrapan a sus protagonistas y acompañan de la mano al lector.
18 Comments
Estoy empezando a pensar que eso del sentido está como mínimo al otro lado del arco iris, junto con las pot of gold esos. Pero me gustan mucho las historias que reconfortante, nunca viene mal que lo achuchen a uno aunque sea un desconocido con palabras escritas. Apelo a mi empatía pues para sintonizar con la historia.
Besos de nieta preparando la mochila.
Es muy posible que esté algo retirado esto del sentido pero mientras se encuentra o no, a caminar. Reconforta que pese a lo variable que pueden ser las cosas, queden sitios para la calma. En fin, ¡a la ruta!.
Besos de abu en el sendero
Pensaba que no me ibas a convencer. Pero será que últimamente necesito de ese sosiego, de ese alejarme de las convenciones… Creo que disfrutaría con esta historia.
Besotes!!!
Pues este puede ser una buena compañía para los momentos de calma (sin perder emoción)
Besos
Hola Mairlú:
Qué bueno leerte… ES un libro que me han regalado porque aseguran me va a gustar, y me a hacer volar por esas montañas.
Adoro esta línea de lectura.
Fantástico lo que has compartido, muchos besos.
Besos.
Hola guapa
También creo que te gustará, es que es difícil que no lo haga. A mi también me parecen lecturas para perderse y ponerse en otras opciones de vida. A dejarse llevar por las montañas y la emoción (que la tiene), graciaaaas!!!
Un besote!!!
La verdad es que le tenía el ojo echado, y me gusta mucho lo que cuentas, así que terminaré por hacerme con él. Además últimamente estoy más de lecturas intimistas
Besos
Esta es una de las que voy a guardar con cario de este año, es una historia sencilla pero con la que empatizas, también es que las historias con la amistad de fondo y la naturaleza suelen ser balsámicas. Ya me dirás que te parece.
Besos!!!
Me gusta este tipo de leyendas 🙂
Y a mi, aunque es una historia realista se relaciona con esa especie de leyenda o cuento 🙂
Tienes que conocer a Lorenzo Marone
Apuntado, si hay que conocerlo se le conoce. Gracias
Lo quiero, lo quiero, lo quiero. Bueno, lo tengo esperando su turno, espero no tardar en ponerme con él. Desde que lo vi en las librerías me atrajo, pero tenñia ciertas dudas que ya me solucionaste. Un besazo.
Aquí no hay dudas porque es de esas historias de las que ue terminas encariñandote, que le toque pronto.
Besos
Serenidad es lo que trasmite esta reseña, creo que será el libro que recurra después de leer historias movilizadoras, que tanto nos gustan, para sentirnos vivos.Un abrazo
Es de las nuestras, sin ninguna duda 🙂
Un abrazo
La tengo apuntada porque ya la había visto por otro blog. Y es que este tipo de historias algo más íntimas y que además reconfortan me atraen bastante.
Un abrazo
Espero que te guste tanto como a mi, merece la pena 🙂
Un abrazo