Estamos de enhorabuena, Aladín o Aladino no fue el único que dio con la lámpara, pero es que además, estamos de suerte, porque ni uno, ni dos, ni tres son los deseos que nos concede, sino cinco. Un quinteto de razones para pedirle audiencia. Cinco lobitos tenía la loba y tres + dos nos traen a cuenta. Invoquemos al genio, el que se desliza bajo la forma de ensayo, el que sigiloso crea humareda en la conciencia del lector, la neblina blanca, ¿azulada?, con superficie de nácar y estrellas invitadas (palabrita mágica: ShakespeareBorgesJoyceMarquezByronKiplingKafkaProust) nos avisan en contraportada: «por citar solo unos pocos». No he perdido el juicio, ni aspirado más vaho del que correspondía. Ospina ha hablado y lo ha hecho en cinco textos breves que apenas superan las cien páginas en su conjunto, en un formato liviano, con una claridad meridiana, tomen asiento, los temas a tratar son los siguientes:
Preguntas para una nueva educación: El modelo educativo será objeto de análisis y disección en apenas treinta páginas. Ospina proporciona preguntas como ¿qué es el conocimiento? y también evidencias, que en la cacareada era de la comunicación, cuando la información es más accesible que nunca, cuando la difusión podría darnos tantas buenas noticias, se sabe menos, perdemos más y cavando un poco más en el pozo, ¿Qué pasaría si el aprender fuera perder y no ganar?
«Platón decía que la ignorancia no es vacío sino una llenura. El que no sabe es el que más cree saber.»
Ante las dudas, preguntemos al maestro, ¡siguiente!.
Carta al maestro desconocido: Y lo primero que hace es quitarle cargas, proporcionar alivio, reflexionar sobre el papel que tiene la escuela, que duda cabe, pero sobre todo caer sin doble moralidad ni bullas en el camino sobre la filosofía de enseñar, sobre aprender, más allá del acto mental de introducir datos en nuestro cerebro, alejarnos definitiva y airosamente de modelos más propios de CPU, «aprender con el cuerpo», actuemos contra la lógica defendida y guarden en memoria esta expresión, volveremos con la idea tras otro ensayo viral. ¡No se muevan!.
Lo que puede el lenguaje: La magia está en la lengua, ¿quién podría explicarlo mejor que los poetas? parece decirnos Ospina y nos deja algunos, poemas, y nos da ejemplos, intentaría parafrasear pero prefiero incluir una cita, dos puntos y comillas:
“El círculo está en el diccionario, el vicio está en el diccionario, pero el círculo vicioso no está en el diccionario sino en el mundo. El cielo está en el diccionario. La sordera está en el diccionario, pero el sordo cielo es un invento o un descubrimiento de Shakespeare, que quería expresar su sensación de que los seres humanos estamos solos y de que no hay por fuera de la tierra nadie que nos escuche”
…….. y tras una breve pausa
El cuerpo y la creación artística: pregunta con premio ¿qué expresión pedí que guardaran? Exacto: aprender con el cuerpo y a esto unan lo que sigue «el grado de aprovechamiento de lo que uno recibe depende mucho de los talentos naturales de quien aprende». Ospina bosqueja un modelo de enseñanza en el que lo individual esté por encima de lo colectivo, aprender desde las potencialidad, vivir con pasión y trabajar con vocación o al menos intentarlo. Suena a utopía, lo sé, pero es bonito soñarlo.
Es el primer ensayo pero he decidido colocarlo el último porque…, si no fue suficiente el ejercicio persuasivo, si no hubo forma ni manera de llegar a ti, reticente de la no ficción, descreído de que el ensayo tenga algo que decirte, he aquí el alma definitiva, el triple salto mortal, la razón primera por la que no debes salir de aquí sin cumplir deseos. La lámpara maravillosa:
El escrito de lo escrito, el dedicado al lector, el sentir de uno de tus congéneres de vicio, la inspiración que nadie menos que Homero prendió en Ospina, un ensayo sobre la lectura, donde concluí que vivimos de la experiencia y SUPER-vivimos con la imaginación.
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