
El hombre que ya no soy es una de esas historias a las que llegué por recomendación y ciertas reservas. No obstante decidí confiar en sus prescriptores (Fernando y Rocío) y tomar el aparente vuelo de su portada.
Aterrizamos en el aeropuerto de Sevilla y una mujer, Elisa, observa a un pasajero, Roberto Relinque, fundirse en un abrazo con su madre. Poco después descubriremos el fallecimiento del hermano menor de este hombre mientras ahondamos en la dispersa vida de Elisa.
La sinopsis aporta las primeras pistas acerca de la historia y pese a tener a una mujer en portada o aludir a un solo hombre en el título, lo que destaca es la cantidad personajes y tramas que se conectan y acompañan al lector en el pasar de páginas.
La confidencialidad siempre ayuda,
tener amigos incondicionales aún más […]
Uno de los elementos más trabajados es la carga psicológica de esos personajes. Esto permite al lector imaginar o intentar predecir sus movimientos así como comprender que les mueve a ejercer las peores conductas.
De todos ellos os hablaré de la familia Relinque donde un par de hermanos (Roberto y Tolo) conforman un binomio en un mundo desigual. La aparente perfección de uno y el desastre casi total del otro resuenan a cualquiera, ¿somos según como nos educan? ¿tiene más peso la familia o “las compañías”?¿existe cierta “inmunidad” para optar por el buen camino?.
Incluido en esta parentela (y sin irme por las ramas) se ubica mi personaje favorito, el tío Alfredo, un catedrático de filosofía que irá diseminando reflexiones, calma y espacio para el diálogo. Una persona a la que te gustaría incluir en tu vida.
Por otra parte hay un elenco de mujeres alejadas de los cánones de bondad, belleza y obediencia. Por lo general fuertes, con carácter y decididas, que emprenden acciones y toman medidas cuando la situación recrudece. Completan el paisaje de la novela familiares, amigos y bares, muchos bares, que ponen orden y sentido a las aventuras y desventuras de cada cual.
Debo decir que nos encontramos ante una novela extensa pero muy fluida al estar estructurada en capítulos cortos. La narración es ágil, apenas descriptiva pero sí muy certera a la hora de componer escenas de las localizaciones que aloja. A su vez es frecuente el uso de diálogos oportunos y bien ejecutados, en los que la voz revela no solo a quien habla sino el estrato sociocultural desde el que proyecta.
Además de una trama ensamblada a la perfección Salvador Navarro incluye un punto de giro que llegado el momento impacta y adhiere más si cabe al lector. Sin embargo, lo que más me ha convencido es el trasfondo social. Esta lectura tiene mucho de bajo fondo y aunque políticamente sea incorrecto hablar de clases altas y bajas, nos asomamos al abismo de ambas, a la conexión de sus extremos y a un final contundente.
El hombre que ya no soy se presenta como una novela donde familia, crimen y misterio ocupan el foco central pero también como una historia de redescubrimiento, en el que no solo somos lo que aparentamos sino aquello por lo que terminamos por optar. Una lectura a recomendar y un intento de seguir viviendo.
Él decía que la vida solo se puede comprender al mirar hacia atrás, pero que hay que vivirla mirando hacia adelante.
Emoción predominante: Suspense, el de mantenerte en la expectativa sobre lo que depara el capítulo siguiente.
Para cuando necesites una píldora de misterio, realismo social y evasión.
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13 Comments
A todos nos ha gustado la novela de Salvador. Yo lo veo aquí mucho más ‘cocido’ que en la anterior. Como autor, digo. Besos.
Pues me da pena de Elisa, así de mano, quiero decir. Creo que entiendo por dónde va aunque luego cuando conozca la historia igual cambio de opinión. Me gusta lo de escarbar en la psique de los personajes. Y sea correcto o no, las clases están ahí, y más definidas que nunca y no, no te atrevas a ocupar la que no te corresponde porque aunque no te lo digan, no serás bien recibido. Es así, y punto.
Creo que también me gustaría el tío Alfredo para conversaciones varias.
Tendré este libro presente, pero primero tengo que buscar El fin de la soledad en el País de Nunca Jamás del que saldré A cielo abierto este Invierno antes de entrar en El círculo , he dicho Círculo, no bucle, tranquila.
Besos de nieta Aladdin.
¡Vaya reseña más original, Marilú! Me ha encantado. Es cierto que la psique de los personajes es para mí el puntos fuertes de la novela. Todos tienen sus demonios y no es fácil escarbar y a la vez mostrarlo ante el lector de una forma tan amena, sin lastrar en modo alguno el ritmo de la lectura.
Besitos
Que no hay forma de reducir la lista de pendientes… Este ya lo tenía apuntado pero tu reseña ya me confirma que tengo que leerlo sí o sí.
Besotes!!!
Hola Marilú.
Justamente ahora estoy leyendo yo el anterior, «Huyendo de mí». Me costó un montón empezar con él porque tenía muchísimas dudas, pero me he animado por fin y de momento, lo que leído hasta ahora, me está gustando.
Te ha quedado una reseña genial, convincente y se suma al resto que he leído de esta novela.
Cuestión de tiempo, tic.tac.
Besitos y feliz semana.
Me gusta lo que dices y te explico. Me has hecho volver a recordar sentimientos que este libro despertó en su momento y son tan bonitos que eso se agradece
Oleeeeeee ¡Sabía que te iba a gustar! Era imposible que no te gustase 🙂
Si fuera un capullo… utilizaría esta reseña para fardar…
Una delicia, Marilú, lo que escribes de mi novela. Una delicia tu web y haberte conocido.
Yo no quería llevarme ningún libro apuntado y he entrado, lo prometo, con la firme intención de ser dura, pero claro, te ha salido una reseña tan estupenda que me he venido un poquito a menos…
Besos
Hola Marilú!
De mano no me llama pero no lo descarto porque más de una vez el cuerpo me pide una píldora de esas 😉
Un besin
Tu último párrafo tiene mucha miga. He oído alguna que otra cosa sobre este libro, no siempre igual, pero tú me despiertas el interés. Veamos a ver si le puedo hacer un hueco. Abrazos.
Bueno, pues poco más que añadir, coincidimos en prácticamente todo. Cada vez me gusta más leer lo que Salva tiene que contar. Un besoet!
Tengo echado el ojo a este libro desde hace tiempo, y si tanto Rocío como tú lo recomendáis, poco más puedo hacer para retrasarlo 😉
Besos!