
Las páginas preliminares a esta novela recogen una cita de Bukowski que dice así: Hay gente que nunca pierde la cabeza. Qué horrible debe de ser su vida… Palabras que cobran pleno sentido una vez concluido. Esperando a Mister Bojangles pone en danza a unos protagonistas con pasos briosos, para festejar, pese a lo terrible, sus vidas.
Cuenta la historia el hijo de un matrimonio peculiar. Alguien que reúne recuerdos de infancia, empezando por esclarecer el oficio de su padre. Un señor que se dedicaba a la pesca con arpón, a los talleres mecánicos o a cuestiones legales.
No más fácil está exponer quien era su madre, una mujer que ni nombre fijo porta.
Nunca he sabido muy bien por qué, pero él nunca llamaba a mi madre del mismo modo más de dos días seguidos.
Bourdeaut maneja muy bien esas lagunas informativas y aspectos silenciados para componer el fresco de este baile. Una sucesión de hechos de lo más excéntricos al inicio que con su alegre marcha, acompasan un ambiente festivo. Sin embargo, como si de una pompa de jabón se tratase, se rompe el encantamiento a mediación del libro. Cuando la realidad carcome estos guiños.
No es casualidad que el animal de compañía de esta familia se llame Doña Superflua o que a uno de los amigos cercanos lo apoden “el crápula”.
A Superflua le encantaba que mamá se tumbara a leer en el sofá y se pasara horas acariciándole la cabeza. Como todos los pájaros sabios, amaba la lectura.
Alternando estos recuerdos, se recopilan algunos fragmentos de cuadernos privados, los del padre que en cursiva nos sitúan en el aspecto “real” de lo que acontece.
Clara, desenfadada y a ritmo ligero. Bourdeaut nos sumerge adrede en un optimismo que roza la ingenuidad. Lo suficiente como para difuminar las líneas entre lo razonable y responsable de la labor de unos padres, con el divertimento y la aventura del despertar creativo y libre de los hijos.
Poco se reprocha y les reprocha a sus progenitores esta narrador pese a las circunstancias. Evoca aquellos días felices en un castillo español, la tonada de ese baile de Nina Simone sobre el que se diluyen, como en una marmita de evocaciones, emociones diversas.
Una novelita breve, gestada como un haz de luz, para aportar notas divertidas y frescas en un mundo a veces cruel con sus giros narrativos. Resulta difícil hablar sin desvelar, al igual que resulta curioso descubrir cómo llegó a escribirse y ganar reconocimiento y premios en Francia. Con vocación de bálsamo, puedes leer esta información aquí.
Emoción predominante: Deleite, entendido como un placer para el ánimo. Esa dosis que a veces aporta el pensar que pase lo que pase, estaremos bien.
Para cuando necesites difuminar realismos y abrir puerta a la candidez.
Títulos relacionados: Salvando las distancias, esta novela me recuerda en sus pretensiones al Brooklyn Follies de Paul Auster, un autor que apuesta por el lado más amable de la realidad, un canto a renovar esperanzas.
Sobre la cómoda del salón, ante una enorme fotografía en blanco y negro de mamá saltando a una piscina en traje de noche, había un precioso y viejo tocadiscos en el que siempre ponían el mismo vinilo de Nina Simone y la misma canción: Mr. Bojangles. Era el único disco que tenía derecho a girar en aquel aparato; el resto de la música debía conformarse con una cadena de alta fidelidad más moderna y bastante sosa. Aquella canción era realmente loca, triste y a la vez alegre, y hacía que mi madre se pusiera igual.
9 Comments
Se nota mogollón que te ha gustado mucho. Y yo me fio de ti y de esa portada que me gusta un montón (de ti más, claro)
Besos
Menos mal que me das prioridad respecto a la portada 😂 Este, ponlo para llevar.
Besos
Anda, entre los que nunca pierden la cabeza y los que no la encuentran estamos apañados. No sé si ahora mismo me viene muy bien lo de difuminar realismos, pero quién dijo miedo habiendo abuelas.
Me lo guardo para cuando necesite abrir esa puerta cuando se me haga de noche.
Besitos de nieta descorazonada awaiting for approval.
Esto es lo que te digo cuando hablo de escribir sobre «hechos reales». Este libro es un dulce envenenado, nieta (muy apropiado para la noche que se avecina, jajaja).
La puerta siempre a mano para que lo que tenga que ser, que sea.
Besitos, el corazón lo llevas puesto, que no se diga.
PUes hubiera dejado pasar esta novela tranquilamente, pero ahora va a ser que no… ¿Por qué me haces esto, Marilú?
Besotes!!!
Mujer, que solo es lectura… 😉 ¿qué hago yo si este libro me gustó?
¡Besotes!
Hola MArina.
Es muy curioso este libro por lo que contáis. Me llamó la atención por primera vez cuando lo reseñó Silvia, después otra chica blogger, CArlota, y ahora tú. Y más o menos el balance que hacéis es parecido, resumiendo, que es divertido y que es una joyita. Y con esta reseña tan entusiasta, ya me has dejado clarinete aun sin hacer spoiler ni mojarte demasiado, que te ha rechiflado. ASí que venga, me la anoto prioritariamente para hacerle hueco.
Un besote.
Bueno, si es agradable y calma el espíritu, bienvenida sea. Además, esa «vocación de bálsamo» de la que nos hablas me viene de perlas. Abrazos.
Le había echado el ojo cuando salió, precisamente lo que más me llama de ella esa búsqueda y reflejo del lado amable de las cosas, a veces tan necesario no sólo en la literatura si no en la realidad
Besos